jueves, 28 de mayo de 2009

LA ELABORACION DEL INFORME

Tal lectura comenta la importancia de recopilar la información, la forma en que se integra el trabajo haci como su presentación, ya que es fundamental desarrollar el lenguaje haci como la capacidad de producir escritos, para darse cuenta de los hallazgos, reflexiones y las propuestas.

domingo, 24 de mayo de 2009

PASOS DEL DIAGNOSTICO PARTICIPATIVO.

QUE ES?
•Organizaciones participan en todas las etapas (o sus representantes).
•Las decisiones se toman en conjunto, partiendo de conocimientos y necesidades.
•Organizaciones deben buscar participación amplia de toda la comunidad en todo el proceso.
•Carácter participativo = acceso de comunidad organizada a decisiones centrales.
•Comunidad organizada = sujeto de análisis
PARA QUE SIRVE?
•Conocer mejor la realidad, problemas y causas, dando relevancia a opinión de los involucrados
•Seleccionar áreas de intervención, usando criterios comunes de priorización
•Motivar a la comunidad a buscar soluciones viables
•Compartir soluciones en los ámbitos público y privado
QIENES PARTICIPAN?
•Muchas personas a distintos niveles.
•Todos los involucrados directa o indirectamente en el problema.
Es importante determinar, al inicio del diagnóstico, quiénes serán parte del mismo
COMO PROCESO EDUCATIVO
•Valiosa experiencia educativa en sí misma.
•Parte necesariamente de los conocimientos y experiencias de los participantes.
Asegurar que todos los participantes tengan la suficiente información acerca de los objetivos, la metodología y los mecanismos de parti­ci­pación de cada uno de los actores involucrados.
PASOS:
•Identificar el problema central
•Conocer a fondo el problema
•Formular una solución
Comunicar los resultados a la comunidad
•Discusión: acordar problema central a diagnosticar.
•Confrontar ambas visiones y privilegiar acuerdos a través del debate.
•Métodos para identificar los problemas. Algunas posibilidades son:
•Lluvia de ideas
•Espina de pescado
•Conversar para determinar qué sabemos y qué información nos falta.
•Poner límites al problema.
•Definiendo lo que necesitamos saber:
•Marco de análisis: forma preliminar y provisoria de explicar y comprender el problema.Preguntas claves: aspectos básicos a abordar para comprender el problema y buscar soluciones.
•Plantearse la pregunta ¿cómo solucionamos el problema?.
•Recoger todas las ideas que salgan, sin rechazar ninguna a priori. Ej. Lluvia de ideas.
•Discutir todas las ideas propuestas, buscar combinaciones, hasta llegar a las alternativas de solución consideradas más apropiadas.
Evaluar las ventajas y desventajas de estas alternativas y escoger la mejor mediante conse
•La comunidad participa en todas las etapas del proceso.
•El equipo de salud en conjunto con la comunidad toman decisiones.
•Busca la participación de todos los involucrados
•Constituye un espacio democrático de participación para todos los sectores.
Comunidad: no sólo espacio para obtener información. Conoce problemas; formula objetivos; propone métodos y visualiza resultados posibles del diagnóstico y posterior intervención.

viernes, 22 de mayo de 2009

CONCLUSION

valores

El objetivo de esta investigación ha sido conocer la relación que establece con el mundo de los valores un sector particular de la juventudPreviamente al análisis de la información se han hecho algunos señalamientos relevantes que integran el marco teórico de la investigación:
Se reconoce como valor aquello a lo que se otorga un significado especial en la vida de cada uno.
La personalidad se estructura en torno a los valores que el sujeto defina e incorpore en distintos momentos, siendo la adolescencia una etapa relevante en estas definiciones.
Los valores funcionan como criterios orientadores de la conducta y de las relaciones que se establecen con el mundo y con la sociedad
A partir del estilo de vida de cada uno y de las conductas manifiestas en situaciones donde se tiene la posibilidad de elección, es factible aproximarse a los valores que subyacen en la personalidad.
Desde estas consideraciones y teniendo en cuenta las respuestas dadas por los jóvenes a los distintos interrogantes arribamos a algunas conclusiones y señalamos algunas pistas para nuevas investigaciones
En primer lugar puede afirmarse que, según las menciones que han hecho acerca de los valores, los jóvenes otorgan un significado especial a aquéllos que pertenecen al ámbito moral ya que se vinculan con el modo cómo se vive la relación con los demás, con la conducta respecto a otras personas.
Interesa entonces ahondar en estas cuestiones y preguntarse si esta prioridad que se otorga a los valores que pertenecen al ámbito moral implica que funcionan como criterios orientadores de las conductas personales en la vida cotidiana.
En este sentido la información que se dispone permite interpretar la conducta de los jóvenes en el plano individual y en el plano social. Es importante considerar que un alto porcentaje de jóvenes considera a la solidaridad como uno de los valores más importantes y la reconoce como característica de los adultos que busca como modelos. La manifestación de la solidaridad en actos concretos en la vida cotidiana no ha podido ser analizada dado que el cuestionario no incluye ningún interrogante que haga posible conocer el desarrollo de actividades de este tipo. Tanto en el caso de la solidaridad como con otros valores que ellos han señalado, sería importante indagar si quedan en la vida del joven como una expresión de anhelos que circula de modo paralelo a su manera de insertarse en el mundo en sus vidas, o si se integran en la vida cotidiana como una realidad.
Finalmente las respuestas obtenidas en el cuestionario obligan a una reflexión profunda en torno a la valoración que los jóvenes hacen del estudio y a la dedicación a cuestiones que impliquen esfuerzo y constancia, como también a los hábitos que los estudiantes desarrollan en su paso por la escuela.

www.oei.es/valores2/monografias/monografia04/reflexion02.htm - 101k

HIPOTESIS DE LOS VALORES

Los Valores
La problemática de los valores en general, y especialmente en la etapa de la juventud, despierta en este tiempo un interés particular. Si bien en el último tiempo se observa un incremento de investigaciones respecto a esta problemática, el interés hacia la misma es relativamente nuevo. . Se reconoce como valor aquello a lo que se otorga un significado especial en la definición de criterios orientadores de la conducta y en las relaciones que se establecen con el mundo y la sociedad. El hombre individualmente y la comunidad o grupo cultural, se manejan con algún ordenamiento de los valores que sustentan y explican las opciones y conductas singulares.
En la vida personal los valores se vinculan con los sentidos que se otorgan a la propia vida y con las elecciones que se realizan en el mundo familiar, social, profesional. En la vida de la comunidad, los valores se relacionan con los estilos de vida, con las costumbres, con la manera especial de relacionarse unos con otros, con los sistemas de organización social que se establecen; en una palabra, con la cultura de la comunidad.
Los valores no son algo hecho y acabado sino que exigen su concreción en un hacer determinado y devienen en una ordenación de la existencia. Su elección implica poseer categorías o criterios que colaboran con la definición de lo que realmente vale para cada uno y para la comunidad.
En nuestro país, en los últimos años, algunos estudios se ocupan de la problemática de la juventud y de los valores. Valores económicos: ligados a las necesidades corpóreas y a lo útil y la productividad.
Valores sensitivo-afectivos o valores de la vitalidad: expresan la relación de la persona con su bienestar y con el placer sensible.
Valores estéticos: identifican el tránsito de lo natural a lo cultural.
Valores intelectuales: giran en torno de la verdad, el conocimiento, la investigación y la racionalidad.
Valores morales: se vinculan con el modo como se vive la relación con la los demás donde se pone en juego la relación intersubjetiva, la conciencia y la conducta respecto a otros.
Valores religiosos: donde el sentido de la vida alcanza su punto más alto.
Los Jóvenes y los Valores
La etapa de la adolescencia es un momento donde es posible reconocer en la interioridad del joven la elección y el surgimiento de valores personales que van a contribuir con la orientación de su conducta en el medio social y con la formación de su personalidad moral. Louise Kaplan
considera que durante la adolescencia se termina de consolidar el ideal del yo y -si el medio lo favorece- las energías de los jóvenes transforman sus intereses narcisistas personales, en inquietudes por el bien común.
La manifestación de estos aspectos de la personalidad está íntimamente vinculada con los procesos de maduración de la inteligencia y con el desarrollo de la capacidad de razonamiento. Culminando esta etapa, algunos valores personales se encuentran incorporados al núcleo de la personalidad del sujeto y funcionan como orientaciones para la acción.
“las valoraciones que los jóvenes hacen de la vida, la persona, la solidaridad, la educación, la verdad, el conocimiento, la cultura, el lenguaje, el trabajo, la profesión, muestran su orientación moderna o posmoderna”.

lunes, 18 de mayo de 2009

CATEGORIZACION Y ANALIZIS DE CONTENIDOS

La investigación, como cualquier otra disciplina del quehacer intelectual, se encuentra asistida por una serie de herramientas que le ayudan a ser más eficaces en el cumplimiento de sus objetivos .
La investigación es una disciplina de este quehacer del conocimiento y por lo tanto, no escapa a esta realidad.
Una de sus herramientas y bastones de ayuda es el análisis de contenido, que dentro del área de análisis y clasificación de los datos obtenidos se convierte en una ayuda indispensable en muchas investigaciones.
Dentro de las investigaciones, en muchas de ellas se hacen entrevistas y se toman datos de varios. Las entrevistas, las encuestas, las lecturas de textos y otras formas de recolectar información, generan un cúmulo de verdades y de conceptos sobre lo que se investiga, pero son difíciles de extraer.
Algunos autores consideran que cualquier estudio -con espíritu crítico- de un mensaje constituye ya un "análisis de contenido". Es evidente que, ante cualquier mensaje, hemos de hacer cierto esfuerzo por descubrir su significado y que esto implica una tarea de "análisis".
Pero cuando se habla específicamente de "análisis de contenido", no se piensa en la simple función de recepción comprensiva de un mensaje ni tampoco en el ejercicio básico de la facultad de crítica, aunque ésta sea evidentemente su base.
Algunos autores consideran que el Análisis de Contenido se aplica exclusivamente al texto, otros a todo tipo de mensaje. Pero también, para ciertos autores, ha de permitir la formulación de inferencias acerca del emisor y de los receptores así como del contenido o significado latente del mensaje.
Del modo más simple y general, se puede decir que el análisis de contenido es fundamentalmente un tipo de medición aplicado a un mensaje, en el marco de propósitos del ámbito de las ciencas sociales o, más precisamente, una "reducción sistemática del flujo del texto (u otros símbolos) a un cuerpo estándar de símbolos manipulable estadísticamente,
La técnica del análisis de contenido está destinada a formular, a partir de esos datos que se han recolectado bajo los medios mencionados, inferencias reproducibles y válidas que puedan aplicarse a su contexto.
El análisis de contenido se caracteriza por investigar el significado simbólico de los mensajes, los que no tienen un único significado, puesto que según menciona el autor, "los mensajes y las comunicaciones simbólicas tratan, en general, de fenómenos distintos de aquellos que son directamente observados".
Esta técnica ha sido generalizada y alcanza a analizar incluso las formas no lingüísticas de comunicación, claro que para que sea fiable, debe realizarse en relación al contexto de los datos.
Cómo marco de referencia, el análisis de contenido cuenta con algunos conceptos que es necesario tener en cuenta.

v Los datos, tal como se comunican al analista
v El contexto de los datos
v La forma en que el conocimiento del analista lo obliga a dividir su realidad.
v El objetivo de un análisis de contenido
v La inferencia como tarea intelectual básica.
v La validez como criterio supremo de éxito.

La finalidad de estos conceptos es de tres tipos, prescriptivo, analítico y metodológico. "Es prescriptito en el sentido de que debe guiar la conceptualización y el diseño de los análisis de contenido prácticos en cualquier circunstancia; es analítico en el sentido de que debe facilitar el examen crítico de los resultados del análisis de contenido efectuado por otros; y es metodológico en el sentido de que debe orientar el desarrollo y perfeccionamiento sistemático de los métodos de análisis de contenido"

Componentes del análisis de contenido:
Ya que el análisis de contenidos es una técnica cuantitativa, utiliza el método científico para lograr sus objetivos, es así como las etapas son similares a las de la investigación en ciencias sociales.

Objetivos: determinan qué se va a estudiar, lo que debe ser justificado en cuanto a porqué y para qué se va a estudiar determinado fenómeno.
Universo: determina qué parte del fenómeno será estudiado dentro de la unidad de contenido.
Elaboración de los datos: para saber como elaborar los datos debemos tener en cuenta qué son los datos, "Un dato es una unidad de información registrada en un medio duradero, que se distingue de otros datos, puede analizarse mediante técnicas explícitas y es pertinente con respecto a un problema determinado" Entre las consideraciones respecto a los datos, están que estos deben ser representativos de fenómenos reales, así como es imprescindible su durabilidad en el tiempo.
El análisis de contenido pede ser aplicado a distintos niveles de comunicación, hay dos niveles para esto, en primer lugar uno manifiesto, en donde se estudia lo que se dice explícitamente, en segundo tipo de nivel está lo latente, es decir el significado de lo que se dice, en un principio sólo era utilizado el primer nivel de análisis, ya que se pretendía evitar conjeturas respecto al objeto de estudio, sin embargo, con el tiempo, comenzó a cobrar cada vez mayor importancia la influencia de los mensajes en la conducta, para lo cual se valora el aporte del nivel latente a generar inferencias sobre los discursos.

jueves, 14 de mayo de 2009

APROXIMACIONES AL AUTODIAGNOSTICO SOBRE LA EVALUACION DEL APRENDIZAJE EN UNA ESCUELA PRIMARIA

No puede avanzarse en los procedimientos evaluativos en las diferencias áreas del saber y del aprendizaje mientras no se aclare qué es lo que importa enseñar y evaluar. Por ello, la importancia de reflexionar acerca de lo que significa contribuir a la formación de los alumnos como criterio esencial para valorar la enseñanza y el aprendizaje. Lo primero que debe evaluarse antes de calificar cualquier examen de conocimientos puntuales es cuánto aportan los profesores al proceso de enseñanza de sus alumnos. Durante esta reflexión puede descubrirse que es más importante enseñar a aprender que el contenido mismo del aprendizaje programado en el currículo tradicional.

Como el estudiante dirige con eficacia su aprendizaje es el primer y más importante objetivo de la enseñanza en cada área, y constituye el procedimiento clave mediante el cual el alumno autoevalúa de forma permanente su progreso como aprendiz. El profesor también evalúa el progreso académico de los alumnos, e incluso puede comparar el progreso de cada alumno con los objetivos del currículo y con los progresos de los demás miembros del grupo mediante indicadores de logro reflexivos, ligados a las áreas de conocimiento.

lunes, 11 de mayo de 2009

HIPOTESIS DE LOS VALORES

Es posible, y no sólo deseable, educar en valores en contextos educativos marcados por la diversidad y el pluralismo. La condición de posibilidad aquí está planteada en un doble sentido: por un lado, desde el punto de vista de los fundamentos teóricos y filosóficos de una acción pedagógica de esta naturaleza, y por otro, desde el punto de vista de su implementación práctica, es decir, metodológica y curricular. Desde muy diferentes perspectivas teóricas y políticas se ha reconocido a la escuela como una institución que transmite y forma en valores. Dicho reconocimiento ha adoptado muchas veces la forma de una denuncia: la escuela como reproductora de los valores hegemónicos y dominantes; mientras en otras ocasiones, se ha supuesto una capacidad prácticamente ilimitada de la escuela para promover el cambio de los individuos y de la sociedad. Tan dispares visiones han dado origen a perspectivas excesivamente pesimistas o escépticas, por un lado, o exageradamente optimistas, por otro, sobre el rol de la educación y de la escuela en la conservación o transformación del sistema social. Frente a ello nos situamos en una posición que reconoce la condición reproductora de la escuela, pero que también ve en ella a sujetos capaces de actuar con niveles importantes de autonomía y sentido crítico, y con la capacidad suficiente para revisar y reelaborar la tradición y aquello que se intenta de una generación a otra transmitir a través de la educación. En este sentido, visualizamos la escuela como un espacio en tensión entre lo pasado y lo nuevo, entre la reproducción y la crítica, entre conservadurismo y cambio. (1) Las actuales sociedades, diversas e interculturales, plantean a la educación y a la escuela la necesidad de formar ciudadanos con una gran capacidad de discernimiento ético y de diálogo, como condición básica para una convivencia armoniosa y democrático. Cómo conjugar la existencia de este pluralismo y diversidad con una acción pedagógica en valores, es el desafío que motiva este trabajo. De qué manera salvamos, primero a nivel de los fundamentos, una acción pedagógica capaz de respetar y trabajar con esa pluralidad, y por otro, de qué manera se puede abordar de modo práctico este desafío, es decir, con qué contenidos y herramientas metodológicas. En este contexto, nuestro trabajo comienza presentando críticamente dos tipos de modelos de educación: uno fundado en valores absolutos, y otro, en la creencia de que todo valor es relativo y finalmente un asunto de naturaleza subjetiva. La crítica se funda en la incompatibilidad del primero con una escuela pluralista, y del segundo, con la imposibilidad de afirmar ciertos principios y derechos que consideramos universales. En este sentido, se propone un modelo de educación moral fundado en una distinción entre unos mínimos y máximos éticos. En segundo término, se propone una concepción de la educación en valores como "construcción de la personalidad moral", es decir, una acción pedagógica que junto con reconocer ciertos valores mínimos universales, persigue, como acción principal, la educabilidad de un grupo de dimensiones de la personalidad, las cuales permitirían a los individuos enfrentar de mejor manera las disyuntivas eticas y los desafíos a la convivencia en un marco de diversidad y pluralismo. Entre éstas dimensiones de la personalidad moral cabe mencionar el desarrollo del juicio moral, la autonomía, la capacidad de diálogo y el reconocimiento del otro. En tercer lugar, se proponen algunas estrategias metodológicas para abordar cada una de estas dimensiones de la personalidad moral. Entre las principales cabe destacar la discusión de dilemas morales, la escritura autobiográfica, los ejercicios de construcción conceptual, los métodos socioafectivos, etc. Se trata de demostrar que es metodológicamente posible abordar una tarea de educación en valores, si existe la opción y la decisión por parte de las instituciones escolares y de los maestros. En cuarto lugar, se realiza un acercamiento teórico y normativo al tema de cuáles debieran ser las actitudes y conductas básicas del profesor en el aula frente a situaciones socialmente controvertidas o de valores contrapuestos. Para ello, se proponen ciertos criterios de actuación del docente, en las cuales se describen diversas variables y condiciones a tener en cuenta, para que éste adopte posiciones más "beligerantes" o "neutrales", dependiendo de la naturaleza de los temas en controversia y de los valores en juego. Finalmente se da cuenta del nuevo marco curricular , específicamente de los llamados Objetivos Fundamentales Transversales (OFT), por constituir éstos el marco de legalidad y obligatoriedad en el cual se debe emprender una tarea de formación en valores. 1. Un modelo de educación en valores fundado en una distinción de "mínimos y máximos éticos". Dentro de las maneras de abordar el tema de la educación en valores podemos distinguir, a lo menos, tres perspectivas: a) aquella concepción que se funda en valores absolutos y en jerarquías valóricas preestablecidas; b) una concepción de la educación moral fundada en un relativismo y subjetivismo valórico; y c) una educación en valores fundada en una distinción entre mínimos y máximos éticos. En el primer caso, estamos ante una educación en valores centrada en una concepción religiosa del mundo o de una ideología particular. En ella, la educación moral tiene como objetivo transmitir una determinada visión del mundo, una jerarquía de valores ya establecida, y una determinada concepción de "vida buena". Las formas pedagógicas propias de esta perspectiva son una pedagogía transmisiva, la catequesis o el adoctrinamiento. Se trata de una perspectiva de educación moral legítima --nuestro ordenamiento constitucional bajo el principio de la libertad de enseñanza reconoce la posibilidad de fundar escuelas religiosas o ideológicas--, sin embargo, dicho modelo resulta incompatible con una escuela plural, en la que conviven alumnos y alumnas que profesan distintas concepciones religiosas, ideológicas o culturales. En el segundo modelo de educación moral, estamos frente a una concepción que se funda en una visión relativista de los valores, es decir, que considera que las opciones y el juzgamiento ético de una determinada situación depende, en último término, de las opciones individuales y subjetivas de cada uno. En esta perspectiva no se reconoce la posibilidad de establecer y fundamentar racionalmente ciertos juicios y preferencias de valor. Max Weber, como "politeísmo axiológico." (2) Si bien esta perspectiva es compatible con una sociedad pluralista, en la medida que respeta la diversidad de posiciones y formas de vida, tiene la dificultad de no permitir fundamentar una convivencia en común basada en ciertos valores y procedimientos compartidos. Esta perspectiva de "politeísmo axiológico" se correlaciona, a su vez, con una pedagogía centrada en la clarificación individual de los valores, en el autoconocimiento, y en la neutralidad pasiva del maestro frente a las opciones y controversias de valor que se puedan presentar en el aula. Una tercera posición, y en la cual queremos fundamentar nuestro modelo de educación en valores, descansa en la distinción entre mínimos y máximos éticos. (3) Es decir, se reconoce la existencia, por un lado, de un conjunto de derechos, valores y procedimientos que debieran ser reconocidos de manera universal --ciertos mínimos de justicia-- y por otro lado, un conjunto de valores que corresponden a proyectos de vida personales de tipo religioso, político o cultural, y que corresponden a determinadas concepciones de "vida buena" o máximos éticos.Esta distinción, pensamos, permite fundar una acción pedagógica al interior de una escuela plural y diversa, pudiendo distinguir entre aquellos valores y procedimientos que debieran ser compartidos y exigibles para el conjunto de los alumnos y alumnas, y aquellos valores y proyectos personales que entran en el ámbito de lo legítimamente individual, y sobre los cuales la escuela, como institución, no podría tener una definición específica, aunque sí podría trabajar con ellas sobre la base de ciertas actitudes y métodos que permiten abordar la pluralidad y controversias de valor al interior del aula. Este paradigma de educación en valores también ha recibido la denominación de modelo "basado en la construcción racional y autónoma de normas". (4) Enfatizando con ello, sus diferencias con el modelo de valores absolutos en el grado de autonomía que tiene el sujeto para construir sus procesos valorativos y normas morales a través del ejercicio de una racionalidad comunicativa. A su vez, marca su distancia con el "relativismo valórico" en el reconocimiento de que a través de la razón y el diálogo es posible fundamentar...

¿Cómo se vinculan laicidad y valores?

El tema de los valores, y de la praxis de las virtudes, hace parte del aprendizaje inevitable del ser humano, en la medida que posibilita conocer e incorporar esos valores, traducirlos en actitudes y comportamientos prácticos, en hechos palpables. Desde el ángulo de la laicidad, este tema tiene aun mayor relevancia en la medida en que contribuye a fortalecer y a expandir la formación del ser humano como un ser integral, no solo considerarlo como un alumno de un centro educativo, también como hijo, potencialmente como ciudadano, padre, madre, trabajador, vecino, cónyuge, consumidor, espectador, etc.

Existe una relación activa y cotidiana entre la sociedad que somos y la sociedad que queremos construir, entre el ser humano que hoy somos y el que vamos haciendo con nuestro trabajo interior y las múltiples interacciones sociales.

Desde una perspectiva de construcción de una sociedad que cultive y profese cotidianamente valores y virtudes de democracia, laicidad, pluralismo, respeto por el ser humano, equidad, respeto por la naturaleza, convivencia pacífica, etc., esto pasa fundamentalmente por vincular activamente la familia, la escuela
y al individuo (niño, adolescente, joven) con ambas, a partir de conocer los roles y funciones específicos que cada institución asume hoy en su diversidad. En ambas esferas, se debe encarar seriamente la dificultad constatada para aceptar la existencia de normas reguladoras de la vida en sociedad y el profundo reconocimiento y respeto por “el ‘otro” como un igual y diferente, con todo lo que esto implica (tolerancia). “El otro” es el de la otra clase, del otro turno, es el vecino de la cuadra, el del otro barrio, otro sexo, otra generación, otro pueblo, otra religión, otro país, otra etnia, otra cultura. Esos “otros” tienen sueños, aspiraciones, intereses, ideas, opiniones, costumbres que no necesariamente compartimos y que muchas veces desconocemos.

Pero además, debemos aprender a conocernos a nosotros mismos, a conocer ese ‘otro’ que habita nuestro interior, a conocer y a reconocer nuestras fortalezas y debilidades (conócete a ti mismo). Para lograr cultivar valores de solidaridad, generosidad, cooperación, participación activa, trabajo en equipo, autonomía, etc., se requiere que cada individuo logre desarrollar y potenciar su autoconocimiento, su autoestima, la confianza en sí mismo, el valor del grupo y por esta vía recurrir a la escucha, al diálogo y a la búsqueda de instancias de negociación para solucionar conflictos por la vía pacífica. No se puede ser solidario o pacifista cuando ignoramos quiénes somos o no toleramos al diferente.

“Hemos logrado informaciones detalladas de casi todas las cosas debajo del sol; conocemos la actuación, las cualidades y las propiedades de casi todos los objetos y fenómenos de esta tierra. Pero no nos conocemos a nosotros mismos

La Escuela, espacio de integración

Como primer comentario fundamental, es menester dejar sentado que nada sustituye a la familia en su rol central educador y formador. Si queremos formar una sociedad tolerante, justa, que busque superarse, debemos hacerlo desde la familia. Tenemos en nuestra sociedad muchos ejemplos donde se pretende que la Escuela sustituya a la familia en su rol formador. Es frecuente que los progenitores pretendan dejar en manos de otros (la televisión, los grupos de amigos, el jardín de infantes, la escuela) lo que es su tarea primordial. El concepto de laicidad que promovemos no sólo no excluye, sino que pone en primerísimo lugar a la familia como transmisor principal de valores.

Desde una perspectiva de la laicidad activa, la escuela debería posibilitar que cada uno pueda entender lo que es el ser humano en su diversidad y unidad, es decir, el ser humano en su integralidad. Somos parte del cosmos, pero también llevamos el cosmos en nosotros, somos singulares y al mismo tiempo parte del todo.

La laicidad activa e integradora debería permitirnos visualizar la institución educativa como una oportunidad para habilitar e integrar espacios, procesos y prácticas cotidianos de participación entre los diversos actores que están en juego. La institución, potenciando su rol de mediación positiva de conflictos, de garante de la participación en la construcción de normas colectivas, contribuye a generar un adecuado clima educativo.

Si los alumnos deben aprender las reglas que indican lo que hay que hacer y el cómo hacerlo, es mejor explicar los porqué, para que puedan interiorizar las razones que la motivan, para rescatar el sentido pedagógico que toda normativa debe tener. Ello implica considerarlos como seres humanos potencialmente aptos para aprender y actuar como seres que pueden hacer uso pleno de derechos y deberes y no como meros alumnos menores de edad, ignorantes, irresponsables, etc.

La laicidad activa e integradora debería ser palanca para mostrar, enseñar, educir, al alumno su propia complejidad y potencialidad como ser humano, en lo individual y generacional.

Dice Abraham Maslow que al hombre no se le enseña a ser humano, aunque en su propia naturaleza exista un impulso hacia un ser cada vez más pleno y más humano: El rol de la escuela es en la práctica permitirle o ayudarle a realizar las propias potencialidades que él posee en forma embrionaria y natural como miembro de la especie (creatividad, espontaneidad, conciencia propia, autenticidad, preocupación por otros y anhelo de la verdad). “La cultura es el sol, el agua y el alimento, pero no es la semilla”

Existen muchas actividades, tareas u objetivos a desarrollar en los ámbitos educativos, por todos los hermanos y hermanas, junto con otras muchas personas que se definen como laicistas, progresistas o simplemente sensibles a estos temas. Por ejemplo, Crear las condiciones institucionales para incorporar gradualmente al alumno como sujeto con derechos y responsabilidades; promover valores de respeto a la individualidad y a la diferencia, de tolerancia y respeto del otro, de solidaridad; potenciar la identidad generacional, la igualdad de género; garantizar una educación básica que posibilite las competencias apropiadas para manejar los sistemas de códigos, de comunicación, de análisis de la información sobre el mundo.

En ese sentido, señala Edgar Morin que es necesario educar a niños y jóvenes a pensar por si mismos, a no esperar solo certezas como resultados del esfuerzo, educar también a manejar las incertidumbres; enseñar en qué consiste el conocimiento (precisamente lo que conlleva el riesgo de error y de ilusión) y en qué consiste el conocimiento pertinente, pues no basta con tener informaciones acumuladas, también hay que saber organizarlas y situarlas en un contexto.

El poeta Eliot se refirió al conocimiento que perdemos en la información y preguntó además, cuál es la sabiduría que perdemos en el conocimiento. También enseñar a comprender a los seres humanos.
Ello es sobre todo una dimensión intelectual que es fundamental desarrollar en cada individuo, pero ella sola no es suficiente para garantizar un desarrollo integral como ser humano. Una educación que pretenda integrar a los alumnos al contexto educativo y a la sociedad deberá también incorporar los ámbitos de la afectividad, de las emociones, de la sensibilidad, de lo espiritual, para lograr la construcción de valores, actitudes y comportamientos adecuados a una sociedad democrática y cada vez más humanizada y humanista. Existe una búsqueda en cada ser humano de su armonía interna, que luego se proyecta a la convivencia, la educación debe ayudar a hacer explícita esa búsqueda y potenciarla.

Laicidad como práctica

Es importante tener presente que no basta con hablar de laicidad, de una educación en valores, sino en lograr una práctica, una conducta acorde con los enunciados. No importa tanto transmitir conceptos teóricos sobre la buena moral sino dar la oportunidad a los niños y jóvenes para que la interioricen, para que hagan propios los conocimientos, valores y principios puestos en juego que puedan constatar la relación entre los conceptos y las experiencias en cuestión.

Debemos volver al concepto de virtud como valores encarnados en nuestras propias vivencias personales, en las cuales tiene sentido relacionar las intenciones de origen con los resultados. No siempre el actuar bien, o lo que se entiende bien es una virtud; a veces se actúa presionado por las circunstancias y los resultados nos hacen aparecer como una buena persona, cuando en realidad, de haber podido habríamos hecho otra cosa. Una buena acción puede llegar a ser una virtud cuando existe una intención congruente, y queda claro que ella implica un costo, un esfuerzo personal.

Educar en valores de laicidad implica resaltar la significación de las virtudes, cultivar la congruencia entre el discurso y la práctica, entre lo que se dice y lo que se hace. Existen varias formas de encarar el tema de la enseñanza y el aprendizaje de valores, pero no hay nada mejor para enseñar la solidaridad que ser solidario, nada mejor para educar en la tolerancia que ser tolerante, nada mejor para mostrar la fraternidad que ser fraterno cada día. Sin duda todo lo que pueda aportar el educador con su ejemplo personal es un material insustituible. Pero seguramente, debamos considerar que todo ser humano tiene sus contrastes, sus claros y oscuros, sus defectos y virtudes y que es necesario tener en cuenta otras formas de encarar el mismo tema.

Resulta muy difícil ser un ser humano equilibrado, ecuánime y correcto en todo momento. Se debe abordar como tema el estudio de la naturaleza humana, tanto del profesor como de los alumnos, por lo cual el tema de virtudes y defectos aparece como componente de la experiencia que no necesariamente es la del docente y bien puede ser la de los propios alumnos. Ello implica la capacidad de llegar a identificar situaciones prácticas, cotidianas y de interés del individuo, dispuesto a compartirlas y abordarlas conjuntamente; pero sobre todo implica concebir a cada individuo como un ser humano que tiene una experiencia de vida, que posee virtudes y defectos, y que se le invita a reflexionar y analizar esa relación, como parte de un aprendizaje para la vida.

Todo lo que aporte una experiencia práctica, es material didáctico para abordar el tema de los valores-virtudes, ya sea el educador, los alumnos, los medios de comunicación, los familiares, una obra de teatro, un texto literario, etc., diseñando y dirigiendo para ello actividades racionalmente estructuradas.

El deporte en la escuela, práctica de valores

Las actividades físicas, recreativas y deportivas, requieren un espacio y un tiempo definido, seres humanos participantes y normas, reglas, principios y valores para desarrollarlas adecuadamente, de manera ordenada.

Cada juego o actividad pone de manifiesto un conjunto de valores que se administran en el desarrollo de la propia actividad (valores personales y sociales): Respeto por el otro, Unión, tolerancia, puntualidad, responsabilidad, aceptación de las normas, disciplina, creatividad, persistencia, cooperación, trabajo en equipo, solidaridad, autonomía personal, cuidado de la salud, etc.

Estas actividades permiten además potenciar el conocimiento de sí mismo, el diálogo como forma de comunicación y resolución de diferencias, adquirir y afianzar hábitos higiénicos y alimentarios adecuados, reforzar la autoestima.

Las actividades deportivas tienden a estructurarse y a organizarse con la finalidad de competir, con una educación específica que pone énfasis en las destrezas y habilidades, en base a fundamentos científicos (fisiología, bioquímica, psicología, etc.).

En la competencia existe, por lo tanto una base psicológica fuerte de agresividad y búsqueda del éxito, del triunfo, del reconocimiento. Entendemos esta agresividad como el estímulo emocional y mental para alcanzar determinados rendimientos en un contexto reglado por normas éticas claras, a diferencia del acto mismo de agresión física o psicológica, elemento negativo del comportamiento que requiere ser dominado, controlado, transmutado en un elemento positivo. Es aquí que actúan los valores, como muros de contención que tienen sentido en un contexto histórico determinado, ejerciendo una presión social a los posibles desbordes surgidos del exceso de entusiasmo o del enojo por los resultados de la competencia.

Se dice que la competencia deportiva busca el triunfo, “ganar, siempre ganar”, mientras que la moral deportiva induce a emular el “juego limpio” y a superarse a sí mismo. En ciertos países se presentan algunos espectáculos con mucha agresividad visible, donde los contendientes se agreden sin límites, con un “todo vale” que enardece un público ávido de violencia. Eso es lo contrario que debe cultivarse. El potenciar los valores positivos en el ámbito escolar permitirá cultivar una moral y una ética de la emulación en estas actividades

Así pues, desde una visión educativa integral, la competencia deportiva es aceptable como un componente clave, a condición de que exista una propuesta de valores para ser interiorizados y puestos en práctica en las diversas actividades. Estas son oportunidades educativas que pueden contar con un buen nivel de interés por parte de niños y jóvenes y no se pueden desaprovechar.

Como en otras oportunidades, la Logia Isis apuesta a la creatividad, al desafío de la búsqueda. Trabajamos por una Francmasonería progresista, capaz de visualizar al ser humano en su integralidad, reconociendo a hombres y mujeres su capacidad de perfeccionarse, relacionando todos los planos o niveles de su existencia (físico, energético, afectivo, mental, espiritual).

La laicidad ha sido, es y debe seguir siendo una fuerza liberadora del pensamiento creativo. Como principio fundado en valores republicanos y humanistas, que promueve la evolución del ser humano y de las sociedades, debe ser siempre un centro integrador de lo diverso, el lugar de convivencia creadora de la pluralidad, la permanente búsqueda de espacios compartidos que deben construirse y reconstruirse con voluntad y conciencia.

La laicidad de hoy es unir lo diverso, integrar las múltiples manifestaciones de la diversidad, la cual es en sí misma una riqueza y un potencial para ser Uno (Kibalión).

La laicidad activa es un medio que emplea la Orden para llevar sus luces al mundo profano. Trabajemos por un nuevo acuerdo social y educativo en el cual la laicidad del siglo XXI integre creativamente los valores espirituales.

Laico: este concepto tiene sus orígenes en el termino latino “laicus” y del “laos” griego, que etimológicamente significa “del pueblo, lo que pertenece al pueblo”. El diccionario lo define como la “Doctrina que defiende la total independencia del hombre o de la sociedad y más particularmente del Estado, de toda influencia eclesiástica o religiosa”… “Dícese de la escuela o enseñanza en que se prescinde de la instrucción religiosa”.

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EL CINE: UN RECURSO PARA LA RECUPERACIÓN DE LOS VALORES

INTRODUCCIÓN
Vivimos en una cultura donde las tecnologías audiovisuales tienen un papel hegemónico en la educación y en la transmisión de valores. Gracias a ellas, revivimos, recreamos y acercamos a nuestro tiempo, hechos acontecidos hace muchos años.Nuestro plan de trabajo consiste en utilizar el cine como recurso audiovisual vinculándolo a textos literarios de manera de abordar en el aula el tratamiento el tema “Valores”, acorde al proyecto institucional “Educar en valores” de la Escuela en donde se implementará. Creemos que actualmente estos están desapareciendo poco a poco y urge la necesidad de rescatarlos para que la sociedad cambie el rumbo hacia aspectos positivos, que permitan salvar a los individuos de su propia autodestrucción. La sociedad toda debe abocarse a recuperar y practicar los valores perdidos, y es la escuela uno de los pilares fundamentales para lograrlo.Este trabajo fue realizado por las alumnas: Ma. Ruth E. Bertoia, Mirta Filártiga y Julia Pereyra, que cursan el 2º año, sección “D”, turno Mañana del primer cuatrimestre de 2007, para la materia “Pedagogía de los medios de Comunicación” a cargo del Profesor Licenciado Marcelo Bianchi Bustos y que se dicta en el “Instituto Superior De Piero” en la carrera de Bibliotecología.

OBJETIVOS
Que los alumnos logren:- Formar una posición crítica ante los mensajes de los medios de comunicación social.- Aprecio por el significado y la importancia de los símbolos y signos como elementos de comunicación universales.- Desarrollar procesos de socialización que mejoren la calidad de vida de todos.

FUNDAMENTACIÓN:
“Lento es enseñar por medio de la teoría, breve y eficaz, por medio del ejemplo” (Séneca)
Coincidimos con Séneca ya que entre todos, podremos trabajar una educación en valores que nos hagan ser mejores personas y que nos permita desenvolvernos en un mundo mejor.Es indiscutible que vivimos en una cultura del sonido y de la imagen, donde las tecnologías audiovisuales juegan un papel hegemónico en la transmisión de los valores y gracias a ellas, revivimos, recreamos y acercamos a nuestro tiempo, hechos acontecidos hace muchos años como se muestra en el film seleccionado en este proyecto.Varios autores coinciden en señalar la gravedad de la carencia de estrategias para la utilización, en la escuela, de los medios audiovisuales, como herramientas de aprendizaje. Podríamos hablar, entonces, de una falta de alfabetización en ese aspecto. Como Aguaded y Contín mencionan (2002: 6): “el fenómeno del “analfabetismo audiovisual” (Tyner, 1993: 171) es una realidad palpable en nuestra sociedad”.“… el consumo masivo e indiscriminado de los medios no lleva parejo –más bien al contrario- un conocimiento de los códigos del lenguaje audiovisual, provocando situaciones de indefención ante sus mensajes” […] “su sentido y finalidad ha de ser la formación de la conciencia crítica y el desarrollo de actitudes activas y creativas en los alumnos para conocer y comprender los envolventes procesos de comunicación que vive la sociedad de hoy”Este tipo de propuestas son creativas y motivadoras y nos permiten lograr la alfabetización a la que aspiramos, darle continuidad y progresión al oficio como dicen Aparici y Garcia Matilla (1997: 28)“El cine es un espacio idóneo para analizar y estudiar los comportamientos humanos tanto individuales como sociales. La información no está tanto en la transmisión y recepción del la información, sino en el desarrollo de estrategias de autoaprendizaje y en la adquisición de actitudes hacia el cambio”Utilizaremos el cine como un instrumento didáctico diseñando actividades que estimulen la vinculación de los contenidos. Consideraremos la importancia de la observación, la reflexión y análisis, necesarios para lograr en nuestros niños una mirada crítica del mundo en el que viven. Se desarrollará el modelo ORA tal cual lo sugiere el teórico español Saturnino de la Torre (1996).

MATERIALES:Para abordar el tema de valores propuestos, elegimos la película infantil “La era del hielo” realizando la intertextualidad con los textos: “El insoportable” de Ricardo Mariño y “Cuadernos de un delfín” de Elsa Bornemann.Argumento de la película:

Argumento de la película:
La Era del Hielo se desarrolla en plena actividad de migración posterior a la era glaciar, un simpático perezoso llamado Sid y un serio mamut de nombre Manfred van contra la corriente y se encuentran con algo inesperado: un cachorro de humano que los involucrará en una serie de sucesos en compañía de Diego, un tigre dientes de sable y de Scrat, una ardilla que sólo tiene en mente el conservar una bellota. En camino hacia la trampa tendida por Diego para devolver el cachorro a su “manada”; surgen sentimientos contradictorios hacia la raza humana, (desconfianza, traición, recelo, temor) entrecruzados con situaciones cómicas y melancólicas Esto va cambiando a medida que se acerca el desenlace y finalmente, Diego se arrepiente y enfrenta a su propia especie en defensa de sus “nuevos amigos”


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